La historia del jugo de naranja


Si la vida te da naranjas, haz una campaña de mercadotecnia


miércoles, 20 de julio de 2022

El jugo de naranja, hasta 1909, era únicamente algo que las personas podían disfrutar si exprimían las naranjas por su cuenta. Pero existió una ingeniosa campaña de Marketing que cambió la forma de verlo, convirtiéndolo en una parte crucial del desayuno americano. Descubre qué hacer si la vida te da naranjas y cómo surgió esta bebida tan popular a nivel mundial.




En los hoteles, con el desayuno, incluso en los hogares junto al té o al café, no puede faltar el jugo de naranja exprimido. Dicen que tiene muchísimas propiedades y un alto contenido de vitamina C.

Son pocos los casos en donde, efectivamente, las personas exprimen la famosa fruta en el momento. Hacer el exprimido lleva mucho tiempo y, en varias ocasiones, tal vez es preferible hacer algo más sencillo y prescindir de la vitamina C.

Sin embargo, a la mayor parte de la población le gusta consumirlo, pero no prepararlo, incluso si cuentan con el tiempo para hacerlo. Para ahorrarles el trabajo, se inventó el jugo de naranja exprimido envasado… ¿O no fue realmente así?

Historia del Jugo de Naranja

Sus inicios

La historia del jugo de naranja en su estatus actual, concebido como fenómeno global, es reciente. Todo surgió por varios comercializadores del siglo XX lidiando con el hecho de tener una gran cantidad de naranjas y ningún lugar donde tirarlas. 

A principios del siglo pasado, las naranjas de California y Florida, en Estados Unidos, llamaban la atención. Destacaban dentro de la producción de fruta a nivel nacional y los consumidores estadounidenses las consumían frescas o hacían el jugo de naranja en su hogar. A su vez, se enviaban a todas partes del país. 

Florida cultivaba cuatro variedades de naranja, todas aptas para hacer jugo. California, por otro lado, cultivaba la naranja de ombligo y la valencia. La valencia es buena para exprimir, pero la naranja de ombligo no demasiado.

¿Cómo surgió?

Sin embargo, la producción iba bien hasta que se generó un exceso de naranjas en el mercado. Florida, sobre todo, estaba lidiando con una sobreproducción masiva y cíclica.

En 1909, los productores de ese estado, junto con los de California, se unieron para pensar soluciones frente a ese problema que iba en aumento. La solución más factible que encontraron fue exprimir las naranjas para evitar frenar la producción.

Al principio fue Jugo de Naranja en lata

Pero el jugo de naranja destinado a la comercialización solo estaba disponible en lata. Su sabor no se asemejaba al jugo de naranja fresco, y el consumo empezó a bajar nuevamente.

La historiadora Alissa Hamilton, en su libro “Squeezed” (2009), plantea que el estadounidense promedio, en 1930, pasó de consumir casi 8,6 kilogramos de naranjas en un año a consumir solo una cucharadita de jugo de naranja enlatado. 

En la década de 1920, las naranjas en jugo fueron las protagonistas de una intensa campaña de marketing. El descubrimiento de la importancia de las vitaminas en la alimentación fue un acontecimiento que marcó un antes y un después en el consumo de este producto.

La vitamina C era lo que necesitaban para fomentar el consumo de naranjas, pero no fue hasta que el bioquímico Elmer McCollum, especialista en nutrición, popularizó la acidosis, que la demanda de jugo de naranjas se disparó.

La Acidosis

La acidosis, para ese entonces, era una dolencia misteriosa. Según Elmer, era el resultado de comer demasiados alimentos, tales como el pan y la leche, que producían ácido.

La verdadera acidosis tiene una amplia variedad de causas y no se soluciona comiendo lechuga y cítricos. Sin embargo, cuando McCollum sugirió aumentar el consumo de naranjas para prevenir la enfermedad, la industria encargada de la producción de esta fruta lanzó infinidad de campañas publicitarias que incluían la acidosis.

Publicidad

Sunkist, una famosa marca de jugo de naranja, lanzó un folleto de marketing que planteaba que si la cura era simple, estaba en sus manos. Que nadie había dicho nada malo acerca del consumo de naranjas excesivo, pero que el término acidosis estaba en boca de casi todos los médicos.

La protagonista de ese folleto era un personaje llamado Estelle, que no atraía a los hombres porque carecía de vitalidad y ni siquiera era entretenida. La hicieron ver por un médico y se dieron cuenta que, en realidad, la pobre mujer no era aburrida porque sí, sino porque tenía acidosis. Luego de consumir naranjas en cualquier forma y cada oportunidad posible, Estelle se volvió sumamente divertida y todos los hombres quisieron salir con ella.

Definitivamente, en aquella época, no se hablaba de machismo. Pero sí, sin lugar a dudas, se hablaba mucho de la acidosis.

De nuevo a las Vitaminas

Cuando se dieron cuenta de que el enfoque era bastante controversial y no se iba a poder sostener en el tiempo, se volvió a utilizar la importancia de las vitaminas como estrategia de marketing. Los médicos se oponían a la ingesta ilimitada de naranjas, pero ya era tarde. Lo único que evitaba que la población estadounidense consumiera jugo de naranja masivamente era el sabor enlatado. Eso generaba que no fuera popular.

Pero el gobierno, especialmente el Departamento de Cítricos de Florida, estaba dispuesto a ofrecer grandes sumas de dinero para invertir en experimentación.

Ejército Estadounidense

En la Segunda Guerra Mundial, el ejército estadounidense emprendió la búsqueda de un cítrico que los soldados no desecharan subrepticiamente. De esa manera, nació un programa de investigación acerca de qué jugo de naranja es apetecible. 

Al principio, intentaron condensar el jugo de naranja como si fuera leche, conduciendo a resultados terriblemente desfavorables. Las altas temperaturas habían quemado su brillo característico y producían una mezcla viscosa insípida.

Luego, se dieron cuenta que congelar una mezcla creada a base de agua y una porción de jugo fresco, y otra de concentrado, era exitoso. La porción de jugo fresco rescataba al concentrado, convirtiendo ese líquido en algo que se bebía fácilmente, aunque estuviera lejos de la versión fresca. Sin embargo, no importaba demasiado que fuera diferente a uno recién exprimido.

Jugo de Naranja congelado versus fruta de calidad

Cuando John McPhee viajó a Florida durante un viaje de más de cincuenta años, descubrió que incluso en la cúspide del cítrico, el jugo fresco era un vago recuerdo. La camarera de un restaurante le explicó que las personas se quejaban porque cuando la fruta se exprimía en el momento, salía o muy aguado o demasiado ácido o muy dulce.

Sin embargo, el jugo congelado era siempre igual y los clientes querían eso: consistencia. Las empresas comenzaron a agregar aceites y esencias para que los jugos viejos tuvieran el mismo sabor que el fresco, y comenzó a ganar popularidad. 

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El estilo de vida atareado del siglo XX generó un cambio con respecto a los alimentos más convenientes para la población. Hubieron muchas personas que se planteaban si ese jugo podía considerarse “natural”, pero la realidad es que los consumidores buscaban el sabor. 

Con la ayuda de la publicidad, la venta de las naranjas incrementó. Según un informe del USDA (Departamento de Agricultura de Estados Unidos) en un día, el 5% de los estadounidenses consume una naranja fresca, pero 21% consume jugo de naranja.

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